“SETEM es más que un trabajo, es una familia”

06/Oct/2023 | Noticia

María, voluntaria rusa de SETEM Navarra-Nafarroa, relata su experiencia tras un año con nosotras y nosotros. Desde la emoción profunda de sus primeros pasos en nuestra ciudad, a sumergirse en el día a día de una organización, enfrentarse y superar sus miedos y disfrutar del compromiso con el comercio justo y sentirse parte de una familia.

¿Por qué has decidido hacer un voluntariado?

Bueno, ya tenía experiencia de trabajo en una ONG internacional en el área de medicina. Era responsable de comunicaciones y de relaciones públicas para  América Latina y me gustaba mucho. Quería seguir desarrollándome en esta dirección.

Además, hace mucho que soñaba con trabajar en una ONG extranjera, para adquirir experiencia y aprender de mis colegas europeos. Me interesaba cómo se construyen los procesos laborales en una ONG y en sus comunicaciones, cómo estudiar el público objetivo, hacer propuestas. En primer lugar, era una gran oportunidad para ver cómo funciona una organización y los procesos que tiene. En segundo lugar, tenía ganas de probarme en la promoción de las redes y en la creación del contenido, que casi no hacía antes.

¿Y qué te pareció atractivo en la oferta de SETEM?

Estaba buscando un proyecto por 6 meses. Encontré a unas personas rusas que tenían un club de networking y que ya habían hecho un voluntariado o estaban a punto de hacerlo. Algunas trabajaban en ONGs en el extranjero, por ejemplo, en la ONU. Empecé a hablar con ellos. Teníamos reuniones donde hablamos de nuestros objetivos, del proceso de la búsqueda. Me fascinaba, así qué seguí buscando un proyecto para mí.

Lo tenía claro: quería seguir trabajando en el mismo ámbito, porque ya tenía experiencia laboral. Estaba familiarizada con la seguridad alimentaria, el comercio justo, los DDHH, el desarrollo sostenible, etc. Quería adquirir una experiencia que me fuera útil en el futuro e interesante a la vez.

Además, mi plan era hacerlo en español, porque lo estaba estudiando en la universidad por 4 años y lo usaba en mi trabajo. La verdad es que me encanta el idioma, es como si fuera mi segunda lengua materna. Tenía ofertas de las organizaciones de Italia, Portugal y España, y tenía muchas ganas de ir a España.

Cuando vi la oferta de SETEM, todo estaba decidido. Después vi que Kristina, otra chica rusa, estaba haciendo un voluntariado allí. Teníamos conocidos comunes, así que me puse en contacto con Kristina para saber más de su experiencia. Al hablar con ella, me di cuenta de que realmente era un proyecto para mí. Desde entonces estaba ansiosa por hacer la entrevista y recibir la respuesta positiva. 😊

¡Qué bien que tus expectativas se cumplieran! Y cuando ya estabas aquí, ¿cómo te pareció Pamplona al principio?

Estaba muy emocionada cuando me dijeron que me eligieron y que iba a ir a Pamplona. Mi vida dio un giro de 360. Tenía muchas ganas de ir y empecé a leer más sobre Pamplona. Siempre quería viajar allí. Antes de conocer a SETEM, ya había leído tres veces el libro de Hemingway, La Fiesta. Cuando lo estaba leyendo, tenía una imagen de la ciudad, que resultó ser muy distinta de la realidad.

Recuerdo muy bien el primer día que estuve en Pamplona. Hacía sol y yo estaba caminando por las calles soleadas, con las casitas encantadoras. Todo se veía extraordinario, no parecía España. La ciudad me pareció muy pequeña y acogedora.

Antes de venir a Pamplona, puse como fondo de pantalla una foto de la ciudad de Internet. La sacaron junto en frente de SETEM. Y cuando estuve allí y vi mi la misma imagen móvil y delante de mis ojos, pensé que era mi destino, de verdad, que yo acabara en SETEM.

Cada mañana iba a la oficina a través de Taconera y miraba las montañas con las nubes. A veces lloraba de la felicidad. Venía así a las reuniones y me preguntaban si estaba bien, y yo simplemente no podía creer que realmente estaba aquí, con tanta belleza a mi alrededor.

En realidad, pasé por un período bastante difícil al principio. Coincidió con conocer a Pamplona, explorar los alrededores. Me gustaba mucho, pero a veces me sentía sola. Era la primera vez que me iba tan lejos de casa por un tiempo tan largo, dejando atrás a mi familia y a mis amigos cercanos. Por supuesto, me estaban apoyando todo este tiempo. Y siempre tenía a mis colegas en la oficina, a mis compañeras y a otras personas voluntarias.

¿Cómo te has sentido a lo largo del proyecto?

Muy buena pregunta. Los primeros 3 meses me costaba enterarme de todo lo que estaba pasando. Te sumerges completamente en el idioma: hablas en castellano todo el tiempo, todos los programas están en castellano, así como las redes sociales. Al principio tenía bastantes erratas. Tardé un rato en superar esta barrera y empezar a hablar en español sin miedo a cometer un error.

Luego era difícil ponerme al tanto con todos los proyectos. Pero estaba muy motivada para mejorar las comunicaciones, cambiar muchas cosas y tenía bastantes propuestas, como, por ejemplo, trabajar con influencers.

Creo que la mitad del proyecto fue el período más duro para mí. Era invierno, y hacía mucho frío en la oficina. Ya había pasado una buena parte del proyecto, pero aún tenía muchas cosas por delante. En un momento empecé a preguntarme si estaba haciendo lo correcto, si estaba en el sitio apropiado. Además, estaba cansada porque la mitad de mi proyecto justo coincidió con la feria de Navidad y el lanzamiento de los proyectos.

Aparte del trabajo, trataba de organizar mi vida personal. Me di cuenta de que me hacían falta algunas clases. Siempre he sido una persona que tenía 800 cosas que hacer– clases, cursos–y lo echaba de menos. Gracias a mis colegas de SETEM, encontré clases de jota, el coro, la zumba y más cosas.

Al final del proyecto tengo sentimientos mezclados. Ahora, después de un año en Pamplona, me oriento muy bien en SETEM, en los proyectos y en la tienda. Por un lado, no quiero dejarlo. Por el otro, me estaba preparando para este momento, aunque no lo he conseguido 100%. Todos se despiden de mí como si no fuera a volver nunca. El proyecto sé acabo, y no tengo claro qué hacer después. Pero la vida sigue adelante.

Al mismo tiempo, estoy muy agradecida por todo este año, por la experiencia que he adquirido en diferentes ámbitos: la comunicación, el marketing, la formulación de proyectos, en escribir artículos en castellano. Me ayuda mucho en las entrevistas de trabajo y a la hora de hacer tareas de prueba, si me piden que escriba una nota de prensa en español. Además, he tenido experiencia de comunicación intercultural. Nuestros estilos de gestión son muy diferentes.

Ha sido interesante trabajar en una ONG, es un mundo en sí mismo. En comparación con otras organizaciones, veo que aquí muchas cosas se basan en las relaciones y los contactos entre personas, y me fascina ver cómo se realizan.

Aquí provecharía para agradecerles a todos y todas que han estado conmigo este año. No esperaba encontrarme con tanta gente en quien puedo confiar, que se convirtió en una parte de mi vida y que estaba siempre dispuesta a ayudarme. Es realmente increíble.

Ha sido todo un viaje. Aunque a veces ha sido difícil, parece una experiencia realmente enriquecedora. ¿Qué dirías que has aprendido aquí?

Para empezar, aprendí a dejar de quejarme todo el rato y enfrentarme a mis miedos. De cometer un error, de no saber algo, de fallar una tarea o de no hacer lo suficiente. Aprendí a ser más paciente, a presentar mi opinión bien argumentada en vez de discutir. Además, aprendí a confiar en la gente.

Para mí, SETEM es más que un trabajo, es una familia. Venimos aquí cada día y pasamos juntos la mayor parte de nuestro tiempo. En mi trabajo anterior podía hablar con mis colegas en la oficina, pero no éramos una familia. Pero aquí el proyecto se convierte en tu vida: siempre tienes actividades que hacer y estás con las personas cercanas a ti.

¿Qué les dirías a las personas voluntarias que vendrán a SETEM en el futuro?

Que valoren a la gente que les acoge, que también tienen sus dificultades. Nosotros pasamos por esta experiencia solo una vez, de adaptarnos, de conocer a estas personas nuevas y de aprender sobre el trabajo. Los y las técnicas de SETEM tienen que cambiar el equipo cada año, y es un rollo. Tienen que conocernos, confiar en nosotras y repetir las mismas cosas sobre los proyectos a cada persona voluntaria que viene. Y una vez que le han enseñado todo, se va. Aparte de eso, escuchan a nuestros problemas, son nuestras personas de referencia. Son como nuestros padres, madres y toda la familia a la vez, porque nos apoyan en los asuntos cotidianos, médicos, psicológicos…

Me gustaría que las personas que vienen aquí no lo hagan por tener una línea bonita en su CV, sino que colaboren e inviertan su energía como lo hacemos nosotras y que dejen su huella en SETEM. Realmente es un sitio que une a las personas de ideas afines. Son increíbles y me hace muy feliz que haya un lugar donde pueden encontrarse y hacer algo bueno, que haya organizaciones que existen gracias a buena gente. Me gustaría que los y las voluntarias sean del mismo “montón bueno” y que se lo tomen en serio para que SETEM siga mejorando.

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