ESPERANDO A LA LLUVIA – Testimonio desde Uganda

22/Abr/2020 | Noticia

Levantarse mirando al cielo a ver si por fín hoy llueve. Tengo que lavar mi ropa. Pero parece que hoy tampoco va a caer. Llevamos un mes dentro de la estación de lluvias, pero ya más de una semana sin lluvia. Los tanques están vacíos desde hace un par de días, la tierra está seca y las alubias no están creciendo, necesitan agua. Con lo cual, primera actividad de la mañana, coger los bidones e ir al pozo a por agua, la necesitaremos para cocinar, limpiar los platos y beber (somos once en casa). Ya a la tarde volveremos a por más para poder lavarnos.

Aquí en Kikooba, comunidad rural en la región central de Uganda, viven de lo que producen cada día. Las pequeñas parcelas en las que construyen las casas de arcilla y en las que cultivan alubias, maíz, y otros tubérculos locales, les dan lo justo para alimentarse. Cuando hay un poco de excedente, lo llevan a vender por unos pocos chelines al mercado o lo intercambian con las vecinas por otros productos que no tienen.

Cuando el clima no trae la lluvia que necesitan, significa menos producción, menos alimento, menos opción de poder conseguir algún ingreso para la parafina de la lámpara, el aceite para cocinar, azúcar… Y por supuesto, no da para pagar la deuda con el colegio (gracias a que aquí hay un colegio comunitario que se mantiene precariamente, de momento, adaptándose a las necesidades de sus vecinos y vecinas).

Cada vez que alguien mira al cielo y se apesadumbra por que hemos tenido un día más sin lluvia, no puedo evitar sentir vergüenza. Si supieran los excesos con los que vivimos un poco más al norte, excesos que requieren de una industria que provoca que sus alubias no crezcan… Y entonces recuerdo todas las campañas para concienciar en hacer un consumo responsable de la energía, de que no necesitamos chuletón cada día, ni el coche para ir a por el pan, de no dejar el grifo abierto, de apagar las luces, del pilotito rojo de la televisión! Pero así son las cosas, y cuando después de siete meses, recorriendo con mi ordenador varios kilómetros, casi cada día, para mendigar un enchufe a la tienda del pueblo de al lado con mi mejor sonrisa, conseguimos conectar la casa de mi familia con los recientemente instalados postes de electricidad, no quepo en mí de la alegría. Sé que aquí no usan energía renovable, que compañías chinas están haciendo estragos en los parques naturales explotando los recursos naturales para producir energía. También sé que Uganda produce más energía de la que consume y la vende a los países vecinos, mientras la población sufre cortes constantes de electricidad, aquellos que tienen acceso. Y aún así, me alegro mucho de poder tener electricidad para mi ordenador. Menuda dependencia que tenemos creada.

Intentaré seguir haciendo un buen uso del enchufe que ahora tengo en mi cuarto. Mientras espero a que llueva para poder lavar la ropa.

Informaciónes sobre la autora: “Me llamo Banesa Cisneros, soy voluntaria de Setem desde que en 2012 hice el curso ‘Colabora y Aprende del Sur’. En septiembre de 2019 vine a Uganda a hacer un proyecto de voluntariado de un año con el programa EUAID, a través de la ONGD estonia MONDO. Desde entonces, vivo en una comunidad rural en la región central de Uganda. Mi proyecto se centra en el apoyo y desarrollo de capacitaciones con la escuela comunitaria, la comunidad y en concreto con un grupo de mujeres artesanas. Vine para enseñar lo que sabía, pero estoy aprendiendo más de lo que puedo dar.”