En SETEM Navarra-Nafarroa lo tenemos claro: el Comercio Justo no es solo una forma diferente de consumir, es una herramienta real para cambiar el mundo. Y encaja a la perfección con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
¿En qué se parecen? Para epezar, en lo más importante: ambos buscan un mundo más justo, sin pobreza, sin desigualdades y con respeto por el planeta. Integral que abarca lo económico, personal, social y ecológico. Pero además, tienes en común dos ideas clave: una mirada global, ya que no se trata solo de mejorar la economía, sino de avanzar también en derechos humanos, justicia social y sostenibilidad ambiental. Todo va de la mano. También el trabajo en red, ya que tano los ODS como el Comercio Justo apuestan por sumar esfuerzos. Gobiernos, organizaciones, empresas, personas consumidoras… todas jugamos un papel.
Por eso, cuando eliges Comercio Justo, no solo apoyas a quienes producen en condiciones dignas, también estás empujando hacia esos 17 objetivos que marcan el camino hacia un futuro mejor para todas.
Por eso, queremos que nos acompañes en un pequeño recorrido por las intersecciones entre ambos, el Comercio Justo a través de sus principios fundamentales y ejemplos de los diferentes ODS para juntas y juntos ir de la mano.
Veamos algún ejemplo
El movimiento internacional del Comercio Justo se rige por un documento esencial: la Carta de los 10 Principios del Comercio Justo, bajo una visión integral, que aborda tanto los factores sociales, económicos y medioambientales y responde al doble objetivo de contribuir al desarllo de las organizaciones productoras y sus comunidades, así como al desarollo de una ciudadanía global comprometida con los problemas del planeta.
Desde sus inicios, el Comercio Justo ha tenido un objetivo claro: apoyar a las pequeñas organizaciones productoras que, por culpa de las reglas injustas del comercio convencional, siempre salen perdiendo. Este modelo busca que esas personas puedan vivir de su trabajo con dignidad, sin depender de ayudas ni estar sometidas a abusos. Y aquí es donde conecta directamente con el ODS 1: acabar con la pobreza en todas sus formas.
Pero no se trata solo de ingresos. El Comercio Justo también quiere que estas comunidades tengan acceso a servicios básicos, recursos económicos, financiación, y que puedan resistir mejor las crisis — ya sean económicas, sociales o climáticas. Eso es exactamente lo que propone la meta 1.4 y 1.5 de los ODS.
Además, no podemos olvidar que muchas de las más de 2.000 organizaciones de Comercio Justo que existen hoy en día — en América Latina, África o Asia — se dedican a la agricultura.
Por eso, este modelo también contribuye al ODS 2: poner fin al hambre y promover una agricultura sostenible. En concreto, la meta 2.3 habla de apoyar a las pequeñas agricultoras, familias campesinas o comunidades indígenas para que puedan mejorar su productividad, acceder a recursos y tener más oportunidades. Justo lo que el Comercio Justo lleva defendiendo desde el primer día.
Transparencia y participación: pilares del Comercio Justo
Uno de los valores clave del Comercio Justo es la transparencia. Esto significa que todas las personas involucradas —productores, trabajadoras, organizaciones y consumidores— pueden acceder a la información sobre cómo se toman decisiones y cómo se gestiona todo el proceso comercial. ¿Por qué es tan importante? Porque ayuda a evitar abusos, desigualdades o corrupciones que muchas veces frenan el desarrollo justo de las comunidades.
Además, ser transparente con quienes consumen también es básico: así se puede demostrar el impacto real del Comercio Justo en las comunidades. Por eso existen sistemas de garantías y certificaciones, que aseguran que las organizaciones cumplen con sus principios. Y esto, a su vez, anima a más gente a apostar por un consumo responsable y consciente.
Pero no acaba ahí: el Comercio Justo también fomenta la participación activa en la toma de decisiones, lo que fortalece una cultura democrática tanto dentro de las organizaciones como en la sociedad. Esto conecta directamente con el ODS 16, que habla de construir instituciones inclusivas, eficaces y sin corrupción. Y también con el ODS 12, que promueve formas sostenibles de producción y consumo.
Y ojo, en este camino, asegurar la voz de las mujeres es clave. En muchas comunidades, su participación real en las decisiones sigue siendo un reto… y el Comercio Justo también trabaja para cambiar eso. Nos podemos fijar en la medida 5.5 de los ODS que busca “promover la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.”
Mercados justos y trabajo digno
El Comercio Justo parte de una realidad clara: muchas organizaciones productoras están en desventaja económica desde el inicio. Por eso, este modelo propone prácticas concretas para cambiar eso, como pagos por adelantado para evitar riesgos, relaciones comerciales estables y a largo plazo, respeto por la cultura y el saber hacer local y trabajo cooperativo en lugar de competencia desleal.
Todo esto no solo mejora las condiciones de vida, sino que reduce desigualdades entre países y dentro de ellos, contribuyendo directamente al ODS 10, que promueve la inclusión económica de todas las personas, especialmente en los países del sur global. Este principio del Comercio Justo también ayuda a que los mercados de productos alimentarios funcionen de forma más equilibrada y transparente, como propone la meta 2.C del ODS 2.
Además, apoya un crecimiento económico sostenible y justo, respetando siempre los derechos laborales, tal y como marca el ODS 8. Porque no se trata solo de vender, sino de hacerlo sin explotar a nadie y cuidando el impacto social y ambiental.
Precio justo = vida digna
Pagar un precio justo es mucho más que poner una etiqueta: significa asegurar que las personas productoras puedan cubrir sus costes, cobrar salarios dignos y planificar su futuro sin depender de los vaivenes del mercado internacional.
Así, el Comercio Justo contribuye al ODS 1, ayudando a reducir la pobreza y fortaleciendo a las comunidades frente a crisis económicas. También impulsa el ODS 8, garantizando trabajo decente e igualdad salarial.
Y no solo eso: muchas organizaciones de Comercio Justo también ofrecen formación en liderazgo y gestión, lo que refuerza el ODS 4, promoviendo educación y capacitación para jóvenes y adultos.
Niñez no es mano de obra
El trabajo infantil tiene consecuencias muy graves: puede afectar a la salud física y mental, dificultar el crecimiento, impedir el acceso a la educación y aumentar la desigualdad. Además, tiene un impacto negativo en la economía a largo plazo, tanto para la persona como para el país.
El Comercio Justo lo tiene claro: no hay lugar para la explotación infantil. Si se emplea a jóvenes, deben tener al menos 17 años y su trabajo nunca puede interferir con sus estudios. Porque la infancia es para aprender, jugar y crecer, no para ser explotada.
Igualdad de género: un compromiso real
Aunque las mujeres han avanzado mucho en educación, la desigualdad en el trabajo sigue muy presente, sobre todo en el sector agrícola. En muchos países empobrecidos, ellas representan hasta el 70 % de la mano de obra… pero ganan menos, en muchas ocasiones no pueden tener tierras y tienen más barreras para acceder a créditos.
El Comercio Justo trabaja para cambiar esto. No solo garantiza igual salario por el mismo trabajo, también impulsa que las mujeres participen en la toma de decisiones y lideren sus organizaciones. Además, muchas cooperativas promueven la formación y la sensibilización en igualdad dentro de sus comunidades.
Así, el Comercio Justo contribuye directamente al ODS 5, especialmente a las metas de acabar con la discriminación y asegurar el liderazgo femenino a todos los niveles.
Trabajo digno y seguro, siempre
El Comercio Justo se compromete a ofrecer condiciones de trabajo seguras y saludables, cuidando la integridad física y mental de quienes producen. Esto incluye medidas especiales para trabajadoras embarazadas o en lactancia, y la prevención de riesgos laborales.
Además, cumple con la legislación laboral y los convenios de la OIT, garantizando beneficios básicos como seguridad social o bajas por enfermedad. Muchas organizaciones van más allá, ofreciendo también seguros médicos, planes de jubilación y otros apoyos extra.
Así, el Comercio Justo impulsa el ODS 8, especialmente las metas que promueven el trabajo decente y la protección de los derechos laborales para todas las personas.
Formación para crecer
El Comercio Justo también apuesta por la formación técnica y profesional, asegurando que más jóvenes y personas adultas tengan las herramientas necesarias para acceder a un empleo digno o emprender sus propios proyectos. Así, contribuye al ODS 4, especialmente a las metas que promueven la educación para el trabajo y la igualdad de oportunidades.
En el caso de las organizaciones agrícolas, también ayuda a mejorar la productividad y los ingresos de pequeños productores, especialmente mujeres, familias campesinas y pueblos indígenas, alineándose con la meta 2.3 del ODS 2.
Sensibilizar para transformar
Las organizaciones de Comercio Justo no solo actúan, también informan y educan. A través de campañas y actividades, sensibilizan sobre temas como la justicia comercial, el consumo responsable o las condiciones laborales, llegando a personas consumidoras, escuelas, medios, empresas y administraciones.
Con esto, el Comercio Justo impulsa el ODS 12, fomentando formas sostenibles de producir y consumir, y también el ODS 17, promoviendo un comercio más justo y el acceso de los países menos desarrollados a los mercados internacionales. Y como todo está conectado, estas acciones también ayudan a combatir la pobreza (ODS 1).
Comercio Justo también cuida el planeta

El Comercio Justo no solo pone en el centro a las personas, también al medioambiente. Muchas de sus organizaciones agrícolas trabajan para reducir su impacto climático, usando mejor la energía, el agua y el suelo, y evitando pesticidas y químicos dañinos.
Además, siguen las recomendaciones de Naciones Unidas para las empresas: mejorar la eficiencia energética, reducir la huella de carbono y fijar objetivos claros de sostenibilidad.
Con todo esto, el Comercio Justo contribuye al ODS 13 (acción por el clima), al ODS 12 (consumo y producción sostenibles) y al ODS 15, luchando contra la desertificación y el deterioro del suelo.
Como hemos visto, el Comercio Justo no es solo una forma más ética de consumir, es una herramienta global para transformar el mundo. A través de sus principios, contribuye de manera directa a muchos de los ODS: lucha contra la pobreza, igualdad de género, trabajo digno, acción por el clima, consumo responsable…
Pero sobre todo, el Comercio Justo pone a las personas y al planeta en el centro, impulsando un modelo que no se basa en el beneficio a cualquier precio, sino en la justicia, la sostenibilidad y la cooperación. Porque, como siempre decimos: cambiar el mundo también está en nuestras manos.