Nos sumamos a las movilizaciones del 8M

07/marzo/2024 | Noticia, Plan proequidad

El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, es mucho más que una fecha en el calendario. Es un recordatorio de las luchas pasadas, presentes y futuras por la igualdad de género efectiva y real y los derechos de las mujeres. Este año, bajo el lema “Gure bizitzekin negoziorik ez! Haceos Cargo” desde Euskal Herriko Mugimendu Feminista, se quiere hacer hincapié en el sistema de cuidados y la interdependencia inherente a él.


El sistema de cuidados, definido como el conjunto de actividades y responsabilidades asociadas con el cuidado de las personas dependientes, es un pilar fundamental para el sostenimiento de la vida, que a su vez está totalmente invisibilizado en nuestra sociedad. En gran medida, este trabajo (precario y/o no remunerado) recae principalmente en las mujeres, quienes históricamente han asumido los roles de cuidado tanto en el ámbito familiar como en el comunitario, asumiendo a su vez la responsabilidad del estado para el cuidado.


Esta distribución desigual de las responsabilidades de cuidado refleja no solo el machismo arraigado en nuestra sociedad, sino también el vínculo con el capitalismo mediante la mercantilización del trabajo de cuidados y el racismo estructural. Ahondando aún más en las grietas del sistema de cuidados, y exacerbando aún más las desigualdades económicas y sociales existentes.


Todo ello conlleva la invisibilización y la falta de reconocimiento para las mujeres que lo ejercen, mayoritariamente mujeres migrantes y/o racializadas. Por ello, creemos esencial desmantelar las estructuras racistas y coloniales que subyacen en la cadena global de cuidados. Estas cadenas son de índole transnacional y persisten con la finalidad de mantener la vida diaria, implicando la transferencia de labores de cuidados de unas (mujeres blancas del norte global) hacia otras (mujeres racializadas y/o migrantes del sur global). Estas transferencias se rigen por ejes de poder, género, etnia, clase social y origen geográfico. Desmantelar las estructuras implica cuestionar y transformar las relaciones de poder y dominación que perpetúan la explotación de las mujeres migrantes y/o racializadas en nuestra sociedad.


Desde SETEM, creemos necesario repensar el sistema y poner en el centro de la sociedad los cuidados. Para ello el consumo crítico responsable y transformador, desde una mirada feminista, se convierte en una herramienta poderosa para combatir las opresiones y promover la equidad de género. Este enfoque reconoce que las decisiones de consumo tienen implicaciones más allá de lo económico, y que nuestras elecciones pueden perpetuar o desafiar estructuras de poder que violentan nuestras vidas.


Adoptar una perspectiva feminista implica cuestionar las cadenas de suministro, las condiciones laborales y el impacto ambiental de los productos que consumimos o no consumimos, así como también desafiar los estereotipos de género imperantes y promover la producción y el comercio justo. Al priorizar el consumo crítico responsable transformador con perspectiva feminista, transformamos una sociedad desde la equidad y la justicia, poniendo en el centro las personas y nuestro bienestar colectivo. Por ello, creemos esencial apostar por un sistema público de cuidados comunitario y promover el derecho colectivo al cuidado. Desde un enfoque integral que aborde las barreras estructurales y promueva políticas y prácticas que reconozcan, redistribuyan y valoren el trabajo de cuidado, desde la responsabilidad colectiva.


Hoy también es una oportunidad para desafiar estas normas y cuestionar los sistemas que perpetúan la desigualdad de género y movilizarnos para no tener que dar un paso atrás en nuestros derechos.


Comprometernos a desmantelar los sistemas de opresión que perpetúan la desigualdad de género y a construir un futuro más justo y equitativo para todas las personas. Es hora de reconocer la interdependencia en el sistema de cuidados y trabajar juntas para crear un mundo donde el cuidado sea una responsabilidad compartida y valorada por igual.


El 8 de marzo no es una celebración; es una ocasión para reflexionar, resistir y renovar nuestro compromiso feminista con la justicia social. En este día, y todos los días, debemos unirnos en solidaridad para construir un mundo donde todas las personas sean libres de vivir con dignidad y respeto, independientemente de su género, etnia, clase social, identidad sexogenérica, etc.
GORA BORROKA FEMINISTA!