El movimiento sindical de Myanmar está siendo amenazado so pretexto del Covid-19. Los despidos selectivos de líderes sindicales y personas sindicalizadas buscan socavar el, ya de por sí, frágil y reciente tejido sindical birmano. Es un problema muy serio y cada vez más extendido. Las marcas internacionales deben actuar urgentemente para poner fin a los despidos discriminatorios en sus cadenas de suministro. Los numerosos casos de acoso sindical en fábricas textiles notificados en las últimas semanas son un reflejo de la alarmante represión sindical en Myanmar que incluye agresiones violentas contra líderes sindicales, hostigamiento e intimidación a miembros del sindicato, arrestos y cárcel por unirse a huelgas pacíficas.
Los siguientes casos ocurridos en las últimas semanas, “Rui Ning”, “Huabo Times” y “Myan Mode” siguen el mismo patrón: en los últimos meses fueron despedidos un número desproporcionado de sindicalistas después de que el sindicato protestase por las condiciones de trabajo inseguras relacionadas con la Covid-19 y salarios no pagados. Las tres fábricas producen para conocidas empresas europeas.
“Rui Ning” cuenta entre sus clientes a Inditex, Mango, Bestseller, Tally Weijl y Balala. Las trabajadoras de la fábrica “Huabo Times” confeccionan ropa para Inditex, Bestseller y Primark. También el dueño de “Myan Mode” tiene en su cartera de clientes a Mango e Inditex. Todas estas compañías disponen de Códigos de Conducta que teóricamente protegen la libertad de asociación de las personas de sus cadenas de suministro. Sin embargo, cuando las trabajadoras y trabajadores sindicalizados son despedidos de modo discriminatorio so pretexto de la crisis del Covid19, estos compromisos quedan muy lejos. Si bien ciertos ajustes de plantilla pueden ser inevitables debido a la crisis mundial actual, la clave es garantizar que la reducción de la fuerza laboral no sea utilizada como un medio para eliminar al sindicato e intimidar a las personas afiliadas. En términos de abordar estas violaciones flagrantes contra la libertad de asociación, las marcas no están haciendo lo suficiente para defender la supervivencia de los sindicatos locales y su legítima actividad lo que iría en línea con las promesas de vigilancia de los derechos humanos que las marcas se han comprometido públicamente a cumplir. Por volumen de negocio en las diferentes fábricas tanto Inditex como Bestseller tienen una responsabilidad acentuada.
Inditex, propiedad de Amancio Ortega, el sexto hombre más rico del mundo, es un peso pesado de la industria con un beneficio neto de 2.720 millones de euros en 2019, forjado mediante la deslocalización de la producción hacia países con mano de obra de muy bajo coste, como Myanmar, donde los sueldos de las trabajadoras textiles se encuentran entre los más bajos de Asia (salario mínimo de 3,5 dólares/día). Al comienzo de la pandemia, Inditex se comprometió a pagar todos sus pedidos y trabajar en estrecha colaboración con sus proveedores para evitar la pérdida de empleos. Ahora es el momento de aterrizar esos compromisos y demostrar a las personas que han confeccionado sus prendas al otro lado del mundo que actúan con rapidez y contundencia para revertir los casos de discriminación sindical en su cadena de suministro.
Bestseller es propiedad de Anders Holch Povlsen, un multimillonario danés con un valor de casi $ 10 mil millones. Tanto la marca como su dueño han estado en los medios de comunicación daneses recientemente por recibir grandes sumas del gobierno para cubrir los salarios como parte de un fondo de crisis Covid-19, pero al mismo tiempo se negaron a pagar el alquiler de sus tiendas en todo el país. Tras las críticas recibidas, Bestseller cambió de parecer y acordó pagar la renta que debían. La cobertura mediática y el sentir de la ciudadanía provocaron su cambio de postura.
Fábrica “Myan Mode”. Marcas implicadas: Inditex y Mango
El 28 de marzo, la fábrica despidió a 571 personas de un total de 1,270 aludiendo a recortes debido al coronavirus. De estas, 520 eran miembro del sindicato. El sindicato Myan Mode fue uno de los más fuertes en la industria de la confección del país, con un historial de huelgas para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo. Una semana después, otras 50 personas fueron despedidas simplemente por mostrar su solidaridad. El pasado 30 de mayo, el sindicato y la dirección de la fábrica sellaron un acuerdo que contempla la reincorporación de 75 personas, incluyendo los líderes del sindicato. Si bien este es un paso importante en el contexto de la participación del sindicato local en las negociaciones, es decepcionante que las marcas, en particular Inditex y Mango que tenían la mayor influencia en términos de pedidos, no exigieran la readmisión de todos los miembros del sindicato. El acuerdo únicamente contempla que se considerará volver a contratar a las demás personas del sindicato una vez que la fábrica reanude la producción a niveles pre-Covid19, siempre y cuando cumplan con los nuevos requisitos de la dirección de la fábrica. Las marcas tampoco presionaron para que el sindicato pudiese participar en las negociaciones sobre la política de reducción del personal. En un caso tan claro de acoso y derribo al sindicato, la indemnización por despido no debería ser el estándar al que aspirar.
Fábrica “Rui Ning”. Proveedor de: Inditex (Zara), Mango, Bestseller (Only), Tally Weijl y Balala
A principios de abril, 324 trabajadores y trabajadoras de una plantilla de 1,100 fueron despedidos. 298 eran miembros del sindicato, incluido el presidente. Además, el presidente del sindicato fue atacado con un arma blanca en circunstancias sospechosas, en lo que probablemente haya sido parte de un esfuerzo concertado por la gerencia de la fábrica para intimidar y amenazar a los líderes sindicales. En respuesta a la presión externa de algunos de sus clientes (presumiblemente Inditex y Mango), el dueño de la fábrica emitió una declaración el 5 de junio en relación a la readmisión del presidente del sindicato. No obstante, esta es solo una de las demandas exigidas por el sindicato. Ni el proveedor ni las marcas pueden elegir qué demanda sindical se va a abordar. La declaración realizada por la gerencia de Rui Ning no menciona las otras reivindicaciones del sindicato, a saber, que todas las personas despedidas sean readmitidas a medida que el negocio vuelva a la normalidad, y un acuerdo firmado que incluya garantías de que se respetarán las leyes laborales, las medidas de seguridad relacionadas con la Covid19 y los propios códigos de conducta de las empresas. Según la última información, el propietario de Rui Ning sigue negándose a reunirse con el sindicato como interlocutor válido en las negociaciones lo que contraviene las más elementales normas internacionales del trabajo.
Fábrica “Huabo Times”. Marcas involucradas: Inditex (Zara), Bestseller (Only) y Primark
Temerosos de perder sus precarios empleos, los trabajadores buscaron garantías de la fábrica de que no iban a reducir la plantilla en respuesta al Covid-19. Después de esto, el 11 de mayo, un grupo registró un nuevo sindicato. Solo tres días después, el 14 de mayo, la dirección despidió a 107 trabajadores y trabajadoras, de los cuales 26 eran miembros del sindicato incluidos 4 de sus dirigentes. Las otras 81 personas apoyaban abiertamente al nuevo sindicato y la gerencia estaba al tanto. El sindicato ha solicitado reunirse con la dirección de la fábrica en repetidas ocasiones y han sido ignorados. Tampoco se ha dado respuesta a sus demandas que incluyen, entre otros elementos, la reincorporación inmediata de todos los líderes sindicales y trabajadores despedidos así como la participación del sindicato en las consultas sobre políticas de reducción de personal y la garantía de que el empleador no seguirá utilizando tácticas discriminatorias.
No debería permitirse silenciar y pisotear los derechos de los trabajadores al abrigo del Covid19. La red Campaña Ropa Limpia hace un llamamiento a todas las marcas para que adopten medidas preventivas que garanticen que no se producirá discriminación en las decisiones de reducción de personal o de nuevas contrataciones (las listas negras de trabajadores es una práctica común). Como responsables del cumplimiento de los derechos laborales a lo largo de toda su cadena productiva, las marcas deben tomar cuantas medidas sean necesarias para vigilar que sus proveedores no utilicen la pandemia como tapadera de represión sindical. En las fábricas donde hay un sindicato, las medidas de ajustes de plantilla deben ser negociadas y acordadas con los representantes de los trabajadores. Las marcas deben controlar que los recortes en personal en sus proveedores no afecten de manera desproporcionada a los miembros y líderes sindicales, a las mujeres (especialmente a las mujeres embarazadas) o a las personas empleadas con contratos fijos. Cuando sea notorio que la reducción de personal se ha producido de manera discriminatoria, el proceso debería invalidarse y rehacerse siguiendo los procedimientos de mejores prácticas fundamentados en los convenios y orientaciones de la OIT.
En todos estos casos, los sindicatos han buscado la intervención de las marcas internacionales para lograr que sus proveedores, los propietarios de las fábricas, se sienten a negociar de buena fe con el sindicato. Cada día que pasa sin adoptar las medidas adecuadas corre en contra de las personas que ahora se encuentran sin trabajo y sin recursos. No pueden esperar más. Es hora de que las marcas actúen.