El 24 de abril se cumplen doce años del derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh: una tragedia que puso en evidencia la cara más oscura de la industria de la moda.
En el colapso del edificio, 1.138 personas perdieron la vida mientras confeccionaban ropa para marcas occidentales en condiciones de miseria e inseguridad extrema. A pesar de que se conocían los riesgos estructurales del edificio, la presión para continuar produciendo y los salarios de pobreza obligaron las trabajadoras a entrar igualmente a la fábrica aquel día.
No fue un accidente, sino una consecuencia previsible de un sistema que prioriza el beneficio por encima de la vida.
Desde la red internacional Campaña Ropa Limpia y SETEM denunciamos que, 12 años después, las condiciones laborales del sector textil de Bangladesh continúan siendo inaceptables.
Este año, seguimos poniendo el foco en Decathlon, una de las marcas europeas más grandes de ropa deportiva, que continúa incumpliendo su propio código ético. Una investigación publicada en febrero por la ONG Disclose, especializada en periodismo de investigación, revela que Decathlon contrata proveedores en Bangladesh que pagan salarios mensuales de solo 87 euros y obligan las trabajadoras a jornadas de 60 horas semanales (datos de 2020). Es un salario legal, pero no un salario digno – tendrían que ganar tres veces más, 21.000 takas (165 euros) mensuales, para superar el umbral de la pobreza. Según los documentos internos de la marca, una de sus principales fábricas proveedoras en Bangladesh –Edison Footwear– selecciona personal en función del “coste por minuto” y presiona las trabajadoras con ritmos de producción insostenibles.
Además, a pesar de las evidencias de riesgos graves para la salud y la seguridad en las fábricas, Decathlon sigue sin firmar el Acuerdo Internacional por la Seguridad y la Salud , un acuerdo legalmente vinculante que sí que han firmado más de 262 marcas internacionales. Este acuerdo, creado después del desastre del Rana Plaza, ha permitido mejorar la seguridad a centenares de fábricas en Bangladesh y Pakistán gracias a inspecciones independientes y transparentes.
Hace 12 años, los salarios y condiciones de miseria de las trabajadoras del textil en Bangladesh llevaron a la muerte a 1.138 personas. Necesitamos leyes internacionales y acuerdos vinculantes que hagan que las marcas de moda sean legalmente responsables de las trabajadoras de sus cadenas de suministro para que tragedias intolerables como esta no vuelvan a suceder.
Si tú también quieres presionar a Decathlon para que firme el Acuerdo Internacional, pincha en estas imágenes y descárgalas para compartirlas en tus redes sociales. Recuerda etiquetar a @decathlon y @decathlon_espana en Instagram!

