- El reciente estudio de SETEM Catalunya muestra las vulneraciones de derechos humanos y laborales que hay detrás de la producción de electrónica a escala global.
- El trabajo en las fábricas lo llevan a cabo principalmente mujeres, las cuales sufren la precarización de las condiciones de trabajo y la inseguridad y riesgos en la salud asociados a su puesto de trabajo.
- El informe se centra en las fábricas de Filipinas, uno de los países más importantes en la producción y exportación de estos productos, donde la actividad sindical y la protección de los derechos humanos están perseguidos.
El reciente informe de las compañeras de SETEM Catalunya “Condiciones laborales en las fábricas de electrónica en Filipinas” ha sacado a la luz las precarias condiciones laborales a las que se enfrentan las mujeres trabajadoras de uno de los sectores más importantes de la economía mundial. El informe se ha elaborado con la colaboración de varias entidades de la sociedad civil filipina, que se dedican a acompañar, asesorar y defender a las trabajadoras, a partir de varias entrevistas a trabajadoras del sector, y a las mismas representantes de estas entidades.
La mayoría de las fábricas de electrónica en las Filipinas se sitúan en las Zonas Económicas Especiales, las cuales están regidas por normas diferentes al resto del país y facilitan a las empresas vulnerar los derechos de las trabajadoras. Las violaciones de derechos laborales más frecuentes incluyen:
- jornadas laborales por encima de los límites establecidos por la ley nacional; salarios que no permiten llevar una vida digna;
- obligación de hacer horas extras para mantener el contrato;
- despidos disciplinarios para cometer errores o participar en un sindicato;
- exposición a sustancias tóxicas sin la protección adecuada y desinformación sobre los riesgos asociados al puesto de trabajo;
- y acoso sexual y por razón de género de las mujeres trabajadoras.
El sector de la electrónica se encuentra entre los sectores donde hay más riesgo de esclavitud moderna según el Global Slavery Index de 2023. Filipinas, en concreto, es actualmente un gran exportador de componentes electrónicos y microchips: el 2022 el sector ocupó una media de entre 2,2 y 3,2 millones de personas, en 920 empresas de electrónica y 261 establecimientos de fabricación de electrónica.
Aun así, se encuentra entre los países más vulnerables en la esclavitud moderna de la región Asia-pacífico. Además, en Filipinas, las personas que lideran los sindicatos o que se afilian son asediadas, perseguidas, estigmatizadas o incluso agredidas o asesinadas. La organización de derechos humanos filipina Karapatan ha documentado 427 ejecuciones extrajudiciales entre julio de 2016 y el diciembre de 2021, incluyendo varios casos que afectaban defensores de los derechos obreros.
Violencia de género en las fábricas de electrónica
El informe hace un análisis desde una perspectiva de género, dado que la mayoría de las trabajadoras de estas fábricas en la región son mujeres. La feminización del trabajo en el sector de la manufactura ha sido una tendencia global en las últimas décadas. El informe resalta que las mujeres trabajadoras de las fábricas de electrónica acostumbran a tener menos acceso a la educación y menos alternativas laborales respecto a los hombres, a causa de la división sexual del trabajo y la desigualdad de género. Muchas de ellas vienen de zonas rurales y ven el trabajo remunerado en la fábrica como una opción atractiva.
Sin embargo, las empresas se aprovechan de la gran demanda de trabajo en el sector y de la situación de vulnerabilidad del colectivo para imponer unas condiciones de trabajo precarias.
El informe pone de relieve cómo la dimensión del trabajo reproductivo, asumido principalmente por las mujeres, interacciona con los impactos que tiene en la vida de estas mujeres trabajadoras la vulneración de sus derechos laborales. Son ellas quienes, en gran parte, asumen el trabajo de cuidados fuera de las horas de trabajo en la fábrica. Esto significa que sufren una doble discriminación y que los impactos en su vida de las vulneraciones de sus derechos laborales son diferentes de los que sufren los hombres.
Otra dimensión que juega un papel importante es la discriminación que se hace entre las trabajadoras con contratos diferentes: las trabajadoras fijas, y las trabajadoras contractuales. Al segundo grupo se les vulnera de manera más sistemática sus derechos, a pesar de conformar la mayoría de la fuerza de trabajo.
Las empresas tienden a dar contratos temporales por no tener que asumir las bajas de maternidad, entre otros derechos de las trabajadoras fijas. La fluctuación en la demanda de aparatos electrónicos que se produce, por ejemplo, durante campañas como Black Friday no favorecen tampoco la contratación fija.
Claudia Bosch, responsable de la campaña Electrónica Justa de SETEM, entidad que ha publicado el informe, afirma “Todavía no existe una electrónica de Comercio Just que tenga la garantía que los productos se han fabricado respetando los derechos humanos y el medio ambiente. Tenemos que seguir visibilizando estas vulneraciones de derechos y exigir que las cadenas de suministro sean más transparentes.”