El respeto por el medio ambiente no es una opción. Es una urgencia. En SETEM Navarra-Nafarroa lo sabemos bien, y por ello hemos incorporado un Plan de Buenas Prácticas Ambientales que guía nuestra forma de actuar como organización consciente y responsable. Entendemos que toda acción cuenta cuando hablamos de sostenibilidad, y que no hay justicia sin justicia ambiental.
Nuestra apuesta por el Comercio Justo y la Campaña Ropa Limpia no es casual. Son dos pilares fundamentales en nuestra labor diaria, que confluyen en un compromiso claro: promover un modelo económico, social y ambiental más justo. Además, formamos parte de REAS Navarra, y compartimos su visión de una Economía Social y Solidaria que pone la vida en el centro. Porque el Comercio Justo es mucho más que un sistema de intercambio: es una herramienta de transformación global alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Uno de los diez principios sobre los que se asienta el Comercio Justo es precisamente el respeto por el medio ambiente. Ponemos un ejemplo, no podemos mirar hacia otro lado mientras industrias como la del cacao destruyen más del 70% de la superficie forestal natural en Ghana y Costa de Marfil. No es únicamente deforestación. Es pérdida de biodiversidad, desplazamiento de comunidades y deterioro irreversible de ecosistemas. Por eso apoyamos una agricultura respetuosa, tanto para el cacao como para otros productos, que integre a las personas y al entorno.

La industria textil y la urgencia de repensar el modelo

Desde la Campaña Ropa Limpia denunciamos también la insostenibilidad del actual sistema de moda. La fast fashion ha normalizado un consumo desenfrenado, intensivo en recursos, altamente contaminante y profundamente injusto. La producción de una sola prenda puede implicar miles de litros de agua, el uso masivo de químicos y una enorme huella de carbono. Y al final, la mayoría de esa ropa acaba en vertederos, como el del desierto de Atacama, visibilizando un modelo que genera más residuos de los que puede gestionar.
¿El resultado? Más de 900.000 toneladas de residuos textiles al año a nivel nacional, de las cuales solo un 12% encuentra una segunda vida. El resto se desecha, se exporta a países empobrecidos o se acumula en naves de recogida incluso a nivel local como la de Traperos de Emaús en Berriozar.
Esta situación, además, afecta directamente a las personas trabajadoras. Según la OIT, el cambio climático ya impacta al 70% de la fuerza laboral mundial, especialmente en sectores como el textil, donde el aumento de temperaturas en las fábricas pone en riesgo la salud y la vida de millones de trabajadoras.
Desde la denuncia al ecofeminismo
Desde la Campaña Ropa Limpia abogamos por regulaciones firmes y una transición justa que no deje a nadie atrás. Queremos un consumo responsable, crítico y transformador. Apostamos por alternativas como el Comercio Justo, la soberanía alimentaria y la moda sostenible en alianza con el movimiento slow fashion. Y también vamos más allá: hemos incorporado el ecofeminismo como enfoque transversal en nuestro trabajo.
El ecofeminismo nos recuerda que no hay economía sin naturaleza, ni vida sin cuidados. Reconoce que la dominación de la naturaleza y la opresión de las mujeres responden a una misma lógica de acumulación y explotación. Por eso defendemos el decrecimiento como un acto de justicia y un camino necesario para garantizar la vida. Porque somos, profundamente, seres dependientes de un planeta con límites.
Solo si aceptamos esa interdependencia, podremos imaginar futuros más sostenibles y justos, y en definitiva, más vivos.