Este Campo de Solidaridad ofrece la oportunidad de compartir una experiencia única y conocer de cerca este movimiento campesino, que lucha por la soberanía alimentaria, así como el día a día de sus familias en el campo. El campo tiene lugar cada verano, de mediados de julio a mediados de agosto, junto con los participantes de SETEM Catalunya.
Santi, Maite, Andrés y Mariaje decidieron realizar el XV Curso de Formación en Cooperación Internacional de SETEM Navarra/Nafarroa (2011). Tras su finalización y como parte del llamado Ciclo de Educación para el Desarrollo que incluye formación, en verano de 2011 viajaron como voluntarios a Santiago del Estero, Argentina, para conocer desde dentro el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE). “Es gente que vive defendiendo su derecho a la tierra y a la vida campesina digna”, dice Santi.
Contexto:
El MOCASE surge en los años 80, cuando la gente joven de la parroquia de Santa Rosa se organiza por la problemática de los campesinos de la zona, problemática de desalojos y de ocupación ilegal de tierras por parte de empresarios para instalar grandes agronegocios de soja, principalmente. A raíz de ello los campesinos forman una pequeña organización y empiezan una lucha conjunta. Se organizan por diferentes centrales hasta que en 1990 se forma el MOCASE, que forma parte del movimiento internacional VÍA CAMPESINA.
Situación:
La situación allí no es fácil de encajar. Como explica Mariaje, Santiago del Estero, población situada en el centro norte de Argentina, es una zona con poca población y con grandes terrenos para cultivar. Los grandes terratenientes ocupan esas tierras y cultivan ahí soja transgénica. Es un problema amplio que implica desalojos, desplazamientos forzados, éxodo rural, monopolio de unas pocas multinacionales que controlan la tierra, contaminación ambiental, desertificación y problemas de salud para la población.
Santi recuerda que el paisaje le recordó a la sabana africana: “Son bosques, llanuras muy grandes, pero con mucha vegetación. Entran las grandes empresas que generalmente ocupan con títulos falseados sobornando a jueces, eliminan toda la vegetación, dejan llanuras inmensas de aproximadamente 15 kilómetros de largo y de ancho y cultivan la soja. Las familias campesinas que vivían en esa zona se ven obligadas a abandonar su forma de vida e ir a vivir a las villas miserias de las ciudades argentinas. A este gran problema, Andrés añade que “el hecho de que fumiguen con avionetas hace que fumiguen también las tierras cercanas, las de los campesinos. Toda la vegetación muere, los animales enferman y, al final, se destruye todo”.
Las luchas del MOCASE:
Uno de los ejes fundamentales de trabajo del MOCASE es la soberanía alimentaria. “Es el derecho que tiene cada estado y cada pueblo a la alimentación y a definir su modo de producción de alimentos de acuerdo con sus propias necesidades dando prioridad a las economías y mercados locales y fortaleciendo la agricultura comunitaria, alimentos nutritivos y culturalmente adecuados accesibles y producidos de forma sostenible y ecológica”, define Mariaje. Los campesinos cultivan sus propios alimentos, sus cultivos no están destinados a exportarse ni a alimentar el ganado de la gente que vive en el norte.
Otro problema que luchan por solucionar es la reforma agraria integral. Hay grandes latifundistas con terrenos muy grandes y la gente que trabaja la tierra carece de derechos de propiedad sobre ella. La realidad es que en muchas ocasiones incluso se falsean”, concluye Mariaje. Relacionado con esto, Maite añade que “también está el problema del alambrado, alambran toda la zona y los animales no tienen acceso a sus recorridos habituales y pierden alimentos.”. Por otra parte, el agua es un bien muy escaso y muy preciado. “Cuando es época de lluvias llueve poco y cuando es época seca no llueve nada. Y también el agua está contaminada por lo que solo pueden tomar el agua de lluvia”, dice Santi.
La estructura:
MOCASE funciona de manera horizontal, todo el mundo se implica. Hay 110 comunidades de base que se reúnen cada 15 días y 9 centrales campesinas en toda la provincia que se reúnen cada 2 meses para tratar los temas problemáticos o sobre los que quieren actuar. Se organizan por distintos secretariados, distintos ámbitos en los que actuar: tierra, medio ambiente y derechos humanos, producción y comercialización de esos productos, comunicación, jóvenes, salud, educación e información. Trabajan en red dentro de VÍA CAMPESINA el Movimiento Nacional de Campesino Indígena y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo.
Santi añade otro proyecto del MOCASE, la educación: “Han fundado la escuela de agroecología, como una formación profesional en agroecología con titulación homologada, y están construyendo la Universidad Campesina, tratando de que también sea homologada.” “En la escuela de agroecología, los jóvenes del lugar van una semana al mes a aprender cómo producir alimentos y criar ganado de una manera ecológica y consiguen que los jóvenes se impliquen y se quieran quedar en el pueblo en vez de ir a la ciudad”, dice Mariaje. Si no fuese por el MOCASE no tendrían apenas acceso a la educación debido a la gran distancia que hay entre los pueblos.
Las pasantías:
“Nos juntamos 150 o 200 personas con el objetivo de conocer el movimiento y convivir con las familias. Nos dividimos en parejas o grupos de tres y convivimos con gente de organizaciones argentinas durante una semana”, dice Santi. Mariaje añade: “Nos tocó ayudar también en la preparación de las pasantías. Trabajamos en el huerto, ordenando la biblioteca, limpiando y preparando las habitaciones, las 150 personas no cabían en las habitaciones así que hubo que montar también una carpa”. Santi dice que “ahí es donde realmente te enterabas bien de cuál es la estructura del movimiento, cuáles eran sus luchas, sus ejes de actuación y luego en la semana con las familias ya convivías y vivías las experiencias propias de cada una de las familias y las compartías con ellas”.