Frialdad. Esta es la sensación que se nos apodera cada vez que buscamos información sobre la industria del cacao. Hay cientos de informes y artículos que hablan del beneficio económico y del lucro, sin otros condicionantes añadidos; todo son datos, valores e índices de “mercados a futuro”. Esto demuestra que no importan otros factores que esos; lo que muestra una falta de sensibilidad con las personas que viven, o mal viven, de este producto, principalmente en países del trópico.
Esta realidad nos ha movido a las organizaciones firmantes a escribir esta columna, para arrojar luz y calor a un sector que es mucho más que beneficio económico. Cabe recordar, que la mayor parte del cacao que se comercializa en el mundo se cultiva en África Occidental, concretamente en 2 de los países más pobres del mundo: Costa de Marfil y Ghana. Costa de Marfil es el principal productor de cacao del planeta, con más de 2,2 millones de toneladas anuales, lo que representa el 38% del total mundial. Le sigue Ghana, con una producción aproximada de 1,1 millones de toneladas o el 19% del total. Sin embargo, tras estos números hay una terrible realidad: 1,2 millones de menores en Costa de Marfil y 0,9 millones en Ghana trabajan en este sector, de los cuales entre el 80 y el 90% se ocupan de tareas peligrosas como soportar cargas pesadas, manipular productos químicos o trabajar con machetes. Además, otra de las consecuencias de la devastadora industria del cacao es la afectación al medio ambiente; la superficie forestal natural en Ghana y Costa de Marfil ha disminuido en más del 70% en las últimas tres décadas. De ahí la frialdad del mercado en torno a un sector que obvia la dura realidad que hay detrás y que no se menciona en ningún canal, porque no interesa.
Estamos inmersos en unas fechas en las que, se vuelve la vista hacia los sentimientos de la gente y hacia el valor que le damos a la amistad, la familia y, en definitiva, a las relaciones humanas. Valores como la solidaridad, el compartir, dar sin condiciones o la justicia social se vuelven protagonistas estos días. Ojalá estos valores estuviesen presentes a lo largo de todo el año, y también cuando hablamos de economía de mercado, de valores a futuro y de beneficios. Ojalá que, al hablar de un sector económico, se tuviesen en cuenta también su impacto social, los Derechos Humanos y sus repercusiones medioambientales.
Pero el remedio es fácil. El contacto con la gente, con la realidad de nuestro entorno, empatizar con otras realidades, el saber escuchar y analizar la realidad que nos rodea y el ponernos en acción, es lo que puede salvar al ser humano de caer en manos de la frialdad del mercado. Somos capaces de ello, lo hemos visto muy recientemente a través de la multitud de muestras de solidaridad que han rodeado a las personas afectadas por la DANA. Desde las ONGDs: SETEM Navarra Nafarroa, Pueblos Hermanos y Proclade Yanapay trabajamos a diario a través de nuestros proyectos y acciones, para hacer de este mundo un lugar más justo en el que vivir. Una de las acciones de sensibilización más importantes que realizamos cada año coincide con el Black Friday. El viernes 29 de noviembre salimos a las calles, para reivindicar un modelo de consumo más justo, con una bicicletada llamada BIKEFRIDAY, y celebrar el “Día Sin Compras”. Además, acabamos de lanzar la “VII Ruta del Chocolate de Comercio Justo de Navarra” con la que este año nos vamos a acercar hasta Leitza, Los Arcos, Mélida, Cintruénigo, Obanos y Aibar. A través de diferentes actividades queremos sensibilizar y denunciar la explotación infantil y laboral alrededor de la lucrativa industria del Cacao. Son acciones como éstas las que nos hacen contactar con la realidad que sufren y padecen muchas personas de países del Sur, como en el caso del cacao, de Costa de Marfil y Ganha.
Desde SETEM Navarra-Nafarroa, Pueblos Hermanos y Proclade Yanapay queremos pedir un único deseo navideño: que, a la hora de comprar y consumir, tengamos en cuenta, además del precio y la calidad del producto, otros factores como quién lo ha hecho, cómo ha sido producido, cómo de ética es la industria que está detrás… Para ello siempre puedes confiar en los productos de Comercio Justo, que garantizan que no hay explotación infantil, ni laboral, que se respeta el medio ambiente y que se paga un precio justo a sus proveedores. Y si, además, haces tus compras navideñas en un pequeño comercio, apostarás por la economía local, más justa y solidaria, fuera de la frialdad de las grandes superficies.
¡Por un 2025 más justo para todas las personas!
Firma: Luis González, de Setem Navarra -Nafarroa; Lourdes Otaegui, de Pueblos Hermanos; y Jesús Blanco, de Proclade Yanapay.