Se escucha, se escribe, se habla mucho sobre el consumo responsable, comprar productos orgánicos, locales o de comercio justo. No es sólo una moda, es un modelo de sociedad que queremos construir. A día de hoy, el hambre, la injusticia no desparecen y pensamos que comprar es como dejar un voto para mejorar nuestro entorno. Esta sociedad pasa por la Soberanía Alimentaría de todos los territorios, y por casualidad esta semana se está festejando la Soberanía Alimentaria y la lucha campesina.
El Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP) definió la Soberanía Alimentaría como “el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propios sistemas de producción, transformación y distribución de alimentos, así como las políticas agrícolas, laborales, pesqueras, alimentarias y de tierra de forma que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias únicas”. Este concepto apareció en 1996 en Roma durante la cumbre mundial de la Alimentación organizada por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Vía Campesina es el origen de este concepto. Este movimiento es una coalición de 182 organizaciones de 81 países de todo el mundo que coordina asociaciones de personas campesinas, pequeños y pequeñas productoras, mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadores agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra. Profundamente anticapitalista, una de las principales reivindicaciones es la lucha por los derechos de los países y pueblos a definir su política agraria y alimentaria. Esta visión de sociedad promueve otro modelo de consumo y de producción basado en la agroecología, la libertad del uso de las semillas y la justicia ambiental.
Este movimiento nació en repuesta a la agricultura productivista y capitalista impulsada por las grandes instituciones mundiales. Los planes de ajuste estructural abrieron las economías de los países del Sur a la libre competencia. Este modelo de desarrollo enfrentó los territorios del Sur con la llegada de los productos de los países más ricos. Esta agricultura neoliberal también especializó los territorios hacia una agricultura de exportación en monocultivo. Estas políticas fomentaron el empobrecimiento de los pequeños y pequeñas productoras, la inseguridad alimentaria y la contaminación del medioambiente local. Además, no erradicaron el hambre en el mundo, que afecta directamente a la mayoría de los pequeños y pequeñas agricultoras.
La Soberanía Alimentaría no es solamente una problemática de los países del Sur, sino también un tema muy importante en los países del Norte. Hemos perdido el contacto con la tierra y nuestro entorno campesino; en Euskal Herria, por ejemplo, producimos el 4% de lo que comemos. Asimismo, la mayoría de los productos que consumimos viajan 5000km de media, lo que hace de la industria alimentaria la más contaminante de todas.
( Rémi Brard. Voluntario de SETEM Navarra-Nafarroa)
Como ves nos sobran los motivos para reivindicar una nueva forma de gestionar nuestra alimentación; por eso, el próximo sábado 21 de abril el huerto urbano Piparrika, (trasera del Condestable, frente a la calle Jarauta 24), abrirá sus puertas a toda la ciudadanía para apoyar la lucha de los pueblos en defensa de la Soberanía Alimentaria. La jornada comenzará a las 11:30h y todas las personas que se acerquen a este encantador espacio del Casco Viejo podrán disfrutar de talleres, juegos infantiles, auzolan comunitario, teatro, música en vivo con Matías del Ascensor, comida popular autogestionada y hasta de un concurso de gastronomía sostenible. Yo estaré allí y tú, ¿te lo vas a perder? Nos vemos el sábado 21.