El COVID-19 continúa devastando la salud y los medios de vida de las personas trabajadoras del textil

11/Abr/2020 | Noticia

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La pandemia mundial del COVID-19 continúa creciendo y extendiéndose. La mitad de la población mundial está bajo algún tipo de aislamiento o restricción de movimiento con el fin de controlar la propagación del coronavirus.  Las trabajadoras del textil de la cadena de suministro global, que ya hacen frente a salarios de miseria y situaciones de vida precarias, se ven expuestas a una inseguridad creciente a medida que cierran las fábricas por la disminución del número de pedidos y que los gobiernos paralizan la fabricación para proteger la salud pública.

Las trabajadoras de la industria de la confección  han sido golpeadas por cada una de las tres olas de esta pandemia. Primero, cuando China identificó el COVID-19 en su población, el país dejó de exportar las materias primas necesarias para la producción de prendas de vestir. Como resultado, muchas fábricas en el sur y sudeste de Asia cerraron temporalmente y enviaron a las trabajadoras a sus hogares, a menudo sin previo aviso ni el pago de los salarios. La siguiente ola golpeó cuando el virus llegó a Europa y Estados Unidos. Las marcas de ropa anularon los pedidos en curso sin haberlos pagado y dejaron de hacer nuevos pedidos. Las fábricas proveedoras que operan con estrechos márgenes debido a los bajos precios pagados por las marcas de ropa, fueron obligadas una vez más a cerrar las fábricas y enviar a las trabajadoras a sus casas sin pagarles. La última ola está golpeando ahora, a medida que el coronavirus se propaga en estos países. Algunos países han cerrado los centros de producción de ropa como medida de precaución, una vez más enviando a las trabajadoras a casa sin pago alguno. Otros han permanecido abiertos, a pesar del riesgo significativo para la salud de las personas trabajadoras en las fábricas altamente pobladas.

Anton Marcus, Secretario adjunto de Free Trade Zones & General Services Employees Union, dijo: “El impacto del COVID-19 en las trabajadoras textiles en Sri Lanka ha sido inmenso. Las trabajadoras tuvieron que regresar a sus pueblos sin sus salarios de marzo y, por lo tanto, están atravesando un momento muy difícil. Ellas sostienen a sus familias pero ahora no pueden mantenerlas. Los empresarios están aprovechando esta situación para despedir las trabajadoras y reducir los beneficios e ingresos de los empleados al afirmar que sus clientes han retirado o reducido sus pedidos. Ante esta situación, las trabajadoras contratadas serán las más duramente golpeadas».